"Restos de almanaque", escrito entre 1992 y 1993 se concibe como un conjunto de circunstancias e impresiones anotadas en un supuesto diario. Está construído con versos de rigurosa métrica del tipo llamado "italiano", muchos de ellos largos y agrupados en forma de versículo. Abundan las reflexiones sobre lo cotidiano y el recreo de situaciones reales que se desfiguran insistentemente provocando una permanente y voluntaria posición de sorpresa en el autor. Esta circunstancia se apunta ya en las tres citas previas la texto (Nietzsche, Wilde y Chaplin) que pudieran contradecirse, al menos las dos primeras, y con las que Enrique Gracia parece querer dejar sentada su inclinación personal por la contradicción, el anacronismo y la duda, constantes que aparecen, junto al amor y el tiempo, a lo largo de todo el libro. La sensación del "tiempo que fluye", como indica en el prólogo José Gerardo Manrique de Lara, es el lazo de unión de "Restos de almanaque". Enrique Gracia reflexiona dentro del tiempo común, personalizado insistentemente, con la urgencia de encontrar en el lector un cómplice que ayude a despertar lo mejor del ser humano que parece dormir.
2ª mano
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