Si para escribir "Moby Dick" era preciso navegar en un ballenero, para escribir "Los once y uno" resultaba indispensable conocer los recovecos de esas grutas de cemento que son los estadios y haber participado en el combate de gran guiñol que se libra dentro y fuera de ellos. El autor ha vivido la aventura del fútbol profesional español e italiano. Primero, como cronista deportivo en Barcelona y, más tarde, como espía técnico del Inter de Milán de Helenio Herrera. Eso hace de este libro un testimonio único, tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta.