Todo hace suponer que el macabro hallazgo de un cuerpo descuartizado en los bosques al norte de Algonquin Bay es obra de los osos. Pero las pesquisas llevan a los detectives Cardinal y Delorme a un remoto cobertizo de trampero, que el despiadado criminal ha utilizado como matadero. Y en la espesura del bosque, de pronto, aparece un segundo cadáver, desnudo y cubierto por una capa de hielo. Con este tétrico telón de fondo, Cardinal deberá enfrentarse a un asesino. «Brillante. Lo tiene todo. Es una de las novelas negras más logradas que he leído nunca.» Johnathan Kellerman «La historia más escalofriante desde El silencio de los corderos.» Los Angeles Times