Venid ac? otra vez, fieles parroquianos de estas p?ginas, y escuchad la voz de aquel buen Tito, entrometido indagador de cosas y personas, familiar diablillo que os entretuvo con la vaga historia del Rey saboyano; venid ac? otra vez, y os contar? c?mo salt? Espa?a del trono mayest?tico al tablado de la Rep?blica, las fatigas, desazones y horribles discordias que afligieron a esta Patria nuestra, tan animosa como incauta, y por fin, el traqueteo nervioso y epil?ptico que la precipit? a su desdichada ca?da.