El 25 de julio de 1797, el legendario almirante inglés Horatio Nelson perdió un brazo en la que fue la única derrota de su carrera militar: el intento de desembarco en Santa Cruz de Tenerife. La defensa de la isla fue una gesta heroica en la que el teniente general Antonio Gutiérrez de Otero, con poco más de trescientos hombres y el concurso de milicias campesinas sin formación militar, venció a dos mil soldados bien instruidos y mandados, y a una poderosa flota británica, dueña del Atlántico